29 de septiembre de 2009
Además de las malignidades asociadas al sida, el cáncer anal, el linfoma de Hodgkin, el melanoma y los cánceres de hígado y pulmón se ven con una frecuencia muy superior
Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt)
Según los resultados de una investigación publicados en la edición de octubre de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, en la era de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), la incidencia de cánceres no definitorios de sida es significativamente mayor entre los pacientes con VIH que entre aquéllos sin la infección.
Estos nuevos datos confirman la tendencia apuntada por otras investigaciones anteriores. Es más, esta vez los resultados son muy sólidos, pues el número de casos analizados y el tiempo de seguimiento son mayores que en otras ocasiones. Asimismo, de cara a la comparación, cada paciente con VIH se emparejó con dos personas de características similares (mismo sexo, edad, etnia, lugar de residencia y año de atención), pero sin VIH.
En total, el trabajo incluyó a 33.420 personas con VIH (con un primer diagnóstico de VIH o sida entre octubre de 1997 y septiembre de 2004) y a 66.840 controles sin la infección, con una mediana de seguimiento de 5,1 y 6,4 años, respectivamente. Todos estos casos proceden de la Cohorte Virtual VACS (siglas en inglés de Estudio de Cohorte sobre Envejecimiento de Veteranos) de EE UU.
El propósito del estudio fue determinar si la infección por VIH estaba asociada con un incremento en el riesgo de desarrollar malignidades no definitorias de sida (MnDS), y si este riesgo se relacionaba con el nivel de inmunosupresión del paciente.
Las MnDS que se examinaron individualmente fueron: cáncer anal, cáncer de pulmón, melanoma, cáncer de próstata, linfoma de Hodgkin y cáncer hepático. Para poder realizar la comparación también se incluyeron las siguientes malignidades definitorias de sida (MDS): sarcoma de Kaposi, linfoma no de Hodgkin y carcinoma de cuello de útero.
La edad media fue de 45,8 años en el grupo con VIH y de 46,1 en el grupo sin VIH. El porcentaje de hombres en cada grupo fue del 97,8%, lo que dificultó una adecuada evaluación de las tasas de cánceres específicos de mujeres. En cuanto al origen étnico, el 43% eran personas negras, el 32%, blancas, el 8%, hispanos, y el restante 17%, de otras procedencias. Un 80% de las personas con VIH estaban tomando TARGA.
Puesto que la infección por el virus de la hepatitis C (VHC) y el uso de alcohol son factores de riesgo para el desarrollo de cáncer, se describió también su prevalencia en ambos grupos. Así, mientras que el empleo y la dependencia del alcohol resultaron ser similares, la infección por VHC fue más común entre los veteranos con VIH (36% frente a 12%).
En total, se diagnosticaron 2.128 y 3.124 MnDS en los grupos con VIH y sin VIH, respectivamente, lo que se traduce en unas tasas de incidencia de 1.260,5 y 841,8 por 100.000 persona-años, de forma respectiva. Los cocientes de las tasas de incidencia (IRR, en sus siglas en inglés), que pueden verse en la tabla, indican que las personas con VIH tenían más probabilidades de tener cáncer anal, de pulmón, melanoma, linfoma de Hodgkin y cáncer hepático que aquéllas sin infección por VIH (IRR: 1,6; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,5-1,7).
A lo largo del período del estudio, se observó un descenso de las MnDS entre los veteranos sin VIH, que resultó ser significativo cuando se compararon los períodos comprendidos entre los años 1998-1999 y 2000-2001 (p= 0,003). En cambio, las tasas de MnDS en el grupo con VIH permanecieron estables en el tiempo.
Respecto al cáncer de próstata, la probabilidades de desarrollarlo fueron similares en ambos grupos (IRR: 1,0; IC95%: 0,9-1,1).
Cuando se quiso averiguar el papel de la inmunidad en la aparición de cáncer, dentro del grupo de personas con VIH se compararon aquéllas con cáncer con las que no lo desarrollaron, y se observó que las medianas de los recuentos de CD4 eran inferiores en los siguientes casos: MnDS (249 frente a 270 células/mm3; p= 0,02), cáncer anal (156 frente a 270 células/mm3; p <0,001)>3; p= 0,03).
Como era de esperar, en el caso de las MDS, los recuentos de CD4 resultaron ser significativamente más bajos entre aquellas personas que desarrollaron alguno de estos cánceres.
En el resto de MnDS no se observaron diferencias significativas en cuanto a los CD4, excepto en el caso del cáncer de próstata que, contrariamente, se asoció con recuentos más altos (311 frente a 266 células/mm3; p= 0,03).
Según los autores, este incremento general de casos de cáncer entre personas con VIH podría explicarse por un posible efecto oncogénico del mismo VIH y/o de la TARGA, lo que es probable que sea más evidente a medida que se prolongue la supervivencia de las personas con VIH y la duración del tratamiento.
También señalan que: “Una mejor caracterización de la incidencia de MnDS y de sus factores de riesgo probablemente permita una mejor identificación e implementación de las pruebas de detección y de medidas preventivas específicas para esta población, así como una mejor evolución de los pacientes con VIH y cáncer”.
Fuente: NATAP / Elaboración propia.
Referencia: Bedim R, McGinnis K, Dunlap M, et al. Incidence of Non-AIDS-Defining Malignancies Higher in HIV-Infected Versus Noninfected Patients in the HAART Era: Impact of Immunosuppression. JAIDS. October 2009.