07 de setiembre de 2009
La 12º edición del Orgullo Gay de Budapest, cuyo lema de este año fue “por la dignidad gay”, se desarrolló el pasado sábado casi sin ningún tipo de incidentes y congregó a cerca de 2 mil personas.
La manifestación, que había sido amenazada por grupos extremistas ligados a partidos de ultraderecha, fue absolutamente pacífica.
En julio pasado, las amenazas de las organizaciones Magyar Gárda y Jóvenes de los 64 Condados habían preocupado a los colectivos LGTB húngaros, que llegaron a solicitar una entrevista con el presidente del país para exigirle que garantizara la seguridad del evento.
Aunque esa reunión no tuvo lugar, la marcha fue ampliamente custodiada por la policía de Budapest en prevención de posibles altercados con grupos homófobos.
Antes de iniciarse la marcha, algunos representantes de ILGA-Europa se dirigieron a los participantes. Juris Lavrikovs, activista letón que trabaja en la sede de la ILGA en Bruselas, tomó la palabra y dijo estar allí para hacer a todos los LGTB de Hungría que no están solos en su lucha y que les acompañan los corazones y las mentes de millones de europeos. Animó a los que le escuchaban a marchar ‘con orgullo, dignidad y decisión’ y a demostrar a Hungría y a toda Europa que la violencia y las amenazas no les iban a doblegar.
La mayoría, en el armario
Mientras las organizaciones homosexuales del país han mostrado su satisfacción por el desarrollo pacífico de la marcha (al contrario de lo que ocurrió en 2007), un informe difundido por medios locales indicaba que los húngaros no son “homófobos activamente”.
Sin embargo, según la misma fuente, la mayoría de los ciudadanos del país rechaza el tratamiento de la homosexualidad como “algo público”. Esta opinión explicaría que gays y lesbianas húngaros sigan mayoritariamente “en el armario”, según la Encuesta Social Europea de 2006.
La manifestación, que había sido amenazada por grupos extremistas ligados a partidos de ultraderecha, fue absolutamente pacífica.
En julio pasado, las amenazas de las organizaciones Magyar Gárda y Jóvenes de los 64 Condados habían preocupado a los colectivos LGTB húngaros, que llegaron a solicitar una entrevista con el presidente del país para exigirle que garantizara la seguridad del evento.
Aunque esa reunión no tuvo lugar, la marcha fue ampliamente custodiada por la policía de Budapest en prevención de posibles altercados con grupos homófobos.
Antes de iniciarse la marcha, algunos representantes de ILGA-Europa se dirigieron a los participantes. Juris Lavrikovs, activista letón que trabaja en la sede de la ILGA en Bruselas, tomó la palabra y dijo estar allí para hacer a todos los LGTB de Hungría que no están solos en su lucha y que les acompañan los corazones y las mentes de millones de europeos. Animó a los que le escuchaban a marchar ‘con orgullo, dignidad y decisión’ y a demostrar a Hungría y a toda Europa que la violencia y las amenazas no les iban a doblegar.
El único incidente lo protagonizó un sujeto de unos 40 años que se infiltró entre los manifestantes e intentó hacerse con la bandera que portaba una de ellos para romperla. El sujeto finalmente fue ahuyentado por los propios participantes en la marcha.
La mayoría, en el armario
Mientras las organizaciones homosexuales del país han mostrado su satisfacción por el desarrollo pacífico de la marcha (al contrario de lo que ocurrió en 2007), un informe difundido por medios locales indicaba que los húngaros no son “homófobos activamente”.
Sin embargo, según la misma fuente, la mayoría de los ciudadanos del país rechaza el tratamiento de la homosexualidad como “algo público”. Esta opinión explicaría que gays y lesbianas húngaros sigan mayoritariamente “en el armario”, según la Encuesta Social Europea de 2006.
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