Luego de analizar la data sobre los casos el Movimiento Homosexual de Lima, ha concluido que el 20.9% son casos de personas cuya identidad no pudo ser conocida, es decir, han quedado solo como NN para el Estado y la sociedad (53 casos).
En contraste, los casos más mediáticos, es decir, los que han recibido mayor cobertura por parte de la prensa, son los de Luis Echeandía Chiappe, Roberto Izquierdo, Alicia Delgado Hilario, Marco Antonio Gallego Gonzáles, Enrique Arméstar Anci, Alexander Quiroga Huambachano y José Yactayo Rodríguez.
Salvo el caso de Arméstar, la mayoría de los casos más sonados han estado vinculados a personajes mediáticos, generalmente ligados a la farándula, y han gozado de solvencia económica, lo que revela una desproporción en el interés y cobertura que le da un sector de la prensa a un grupo “privilegiado” de víctimas.
Esta información fue proporcionada por el MHOL en el marco la ceremonia de construcción del Quipu de la Memoria Lésbica, Gay, Bisexual, Trans e Intersexual, realizada el miércoles 31 de mayo, como parte de las actividades conmemorativas del Día Nacional de Lucha contra la Violencia y los Crímenes de Odio por Orientación Sexual e Identidad de Género. A la ceremonia asistieron representantes de organizaciones LGBT, UNESCO, Ministerio del Interior, la defensoria del Pueblo y los y las congresistas Carlos Bruce, Indira Huilca y Marisa Glave.
Siempre acuerdo al análisis de MHOL, en 44 casos (17.4%) no se sabe si la persona era lesbiana, gay, bisexual, trans o intersexual. De las víctimas que se tiene esta información, el 53.6% son gais (112 casos), 42.6% son mujeres trans (89 casos), 2.4% son lesbianas (5 casos) y 1.4% son hombres bisexuales (3 casos). No se cuenta con información sobre hombres trans, mujeres bisexuales ni sobre personas intersexuales. Este vacío estadístico revela la falta de un sistema de información por parte del Estado, que permita evidenciar la problemática de los crímenes de odio en toda su dimensión. Para ello se requiere, entre otras cosas, que las instituciones públicas cuenten con indicadores e instrumentos sensibles a la diversidad sexual. Ello permitiría, por ejemplo, visibilizar las diversas formas en que los crímenes de odio se producen contra las distintas identidades de la diversidad sexual.
Las lesbianas, sub representadas en los asesinatos de odio, suelen sufrir de violaciones sexuales correctivas, problemática frente a la cual no hay mayor data.
Por otro lado, se desconoce la edad de 100 personas (39.5%). De las víctimas de las que se sabe su edad, cuatro son menores de edad (2.6%), de los cuales las más jóvenes son dos adolescentes de 14 años (una mujer trans y una lesbiana). Por otro lado, el 7.8% son adultos mayores, es decir, personas a partir de los 60 años. Los 12 casos corresponden a hombres (11 gais y 1 hombre bisexual). El menor es de 60 años y el mayor de 90. Esta información evidencia que la violencia contra las personas LGBTI se produce en todas las etapas de la vida y que hay grupos en especial estado de vulnerabilidad, como menores de edad y adultos mayores, sobre los que debería diseñarse políticas públicas específicas y mecanismos de protección eficientes. Así mismo, revela que los crímenes de odio también tienen un impacto en la economía del país, pues los casos se concentran en la población económicamente activa (PEA), lo que redunda negativamente en una pérdida de productividad en base a los años potencialmente perdidos de las víctimas, si tenemos en cuenta que la expectativa de vida es de 72 años para hombres y 77.3 para mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Finalmente, en cuanto a las regiones donde ocurrió el homicidio, en el 5.1% de casos (13) no se sabe exactamente el lugar del crimen. Todos estos casos ocurrieron entre 1989 y 1991, durante el conflicto armado interno (CAI). La mayoría de estas víctimas (12 casos) son mujeres trans, cuyo nombre se desconoce. De las regiones de las que se cuenta con información, la mayor cantidad de asesinatos motivados en el odio se concentran en Lima con 52.9% (127) casos, seguida de Ucayali y Huánuco con 5% (12) casos c/u; San Martín y Loreto con 4.6% (11) casos c/u; Lambayeque con 3.3% (8) casos; Junín con 2.9% (7) casos; Arequipa y Callao con 2.5% (6) casos c/u; La Libertad con 2.1% (5) casos; Tumbes con 1.7% (4) casos; Amazonas, Ayacucho, Cajamarca, Cusco e Ica con 1.3% (3) casos c/u; Ancash, Piura y Tacna con 0,8% (2) casos c/u; y Huancavelica y Puno con 0.4% (1) caso c/u. Hay un 3.3% (8 casos) que se sabe que ocurrieron entre San Martín y Ucayali.