Una sentencia del Tribunal Supremo italiano, que por primera vez ha dictaminado sobre el matrimonio de una pareja homosexual,
está provocando una ola de reacciones totalmente opuestas, en un país
donde el matrimonio entre personas del mismo sexo no existe, ni tampoco
el reconocimiento de las parejas de hecho, ni para los gays ni para
los heterosexuales. “Es un paso histórico”, afirma el colectivo nacional
gay. “No ha cambiado nada”, rebaten varios juristas católicos y
parlamentarios.
El alto tribunal establece, en 80
páginas de veredicto, que una boda entre dos personas del mismo sexo no puede ser
inscrita en el registro civil, aunque se haya celebrado en un país donde
dicha unión sea reconocida. Añade que, sin embargo, las dos personas
tienen “derecho a la vida familiar” y a “vivir libremente una condición
de pareja”, con la posibilidad de gozar de un “trato homogéneo al que la
ley asegura a la pareja conyugada”. El tribunal debía pronunciarse
sobre el caso de una pareja homosexual que se casó en Holanda y quiso
registrar la boda en Italia.
En un lenguaje estrictamente
jurídico, la sentencia añade un aspecto nuevo en el panorama italiano,
que a la vez constituye una invitación al Parlamento para que legisle
sobre la materia. Afirma que el hecho de que dicha boda no pueda ser
registrada “ya no depende de que (la misma) no exista, sino de que no es
idónea para producir, como acta matrimonial, cualquier efecto jurídico
según las leyes italianas”.
Diversidad de sexos
De hecho
el Supremo ilustra que, sobre la base del artículo 12 de la Convención
Europea de los derechos del Hombre, que Italia ha aprobado, se ha
superado “la concepción según la que la diversidad de sexos de los
aspirantes a casarse sea un presupuesto indispensable (y) por así decir
natural de la misma existencia del matrimonio”.
“El dictamen
constituye otro paso adelante en el camino de una cada vez más eficaz
protección de las parejas homosexuales”, comenta Paolo Patané,
presidente de Arigay. Fabrizio Marrazzo, portavoz del Gay Center añade
que “ahora el gobierno y el Parlamento tienen que dar una respuesta”.
“Es una sentencia histórica”, subraya Ignazio Marino, médico y senador
por los progresistas (PD).
Críticas de los obispos
El diario Avvenire,
órgano de los obispos italianos, da amplio relieve a la sentencia. “El
Supremo ha considerado irrelevante la identidad sexual para calificar
una relación de pareja”, afirma en un comentario Francesco D'Agostino,
presidente de los juristas católicos, según el que “detrás de esto no
hay tanto una nueva conciencia del valor de la pareja homosexual, sino
una continua y, parece, imparable pérdida de valor de la esencia del
matrimonio en cuanto tal”.
Según el también católico Carlo Giovanardi,
senador por los conservadores (PDL), el Supremo ha establecido
principios que ya existen en Italia, pero que el hecho de que se haya ya
superado la diversidad sexual para poder casarse es “una simple opinión
personal” de los magistrados. “Es una opinión privada sin efectos
jurídicos”, rebate el filósofo católico Rocco Buttiglione.
El
pasado martes la Eurocámara manifestó, por 361 votos favorables y 268
contrarios, su crítica hacia “aquellos gobiernos que aplican
definiciones restrictivas de la definición de familia, con la objetivo
de negar protección legal a las parejas del mismo sexo y a sus hijos”.
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