Ser gay en muchos países del mundo no sólo no es fácil, sino que puede acarrear incluso problemas de supervivencia. La vida de Alí (nombre ficticio), un iraní de 36 años, cambió hace un año cuando llegó a España. El simple hecho de poder pasear por la calle con su pareja, lo que hace un año era impensable ahora se ha convertido en una realidad. Alí se ha convertido en la primera persona que logra asilo político en España por ser homosexual tras la aprobación de la nueva Ley de Asilo, que reconoce el derecho por identidad de género y condición sexual.
Alí recibió hace dos días los documentos que le conceden el asilo político en el país y que le permitirán «vivir con libertad». Hace no mucho tiempo era algo impensable. A los 10 años se dio cuenta de que era homosexual, algo perseguido en Irán. Desde entonces comenzó un infierno que se prolongó hasta que abandonó el país hace un año. «En Irán no podía salir a la calle o ir a un restaurante, sólo podía estar muerto».
Durante su estancia en la universidad, el iraní conoció a un chico con el que mantuvo una relación oculta bajo las cuatro paredes de una habitación que cerraban con un candado y, años más tarde, encontró a su actual pareja en un parque de Teherán. Tras muchas etapas de insultos, descrédito e incluso de miedo por riesgo de muerte, Alí vivió uno de los episodios más dantescos de su vida. Durante una fiesta con chicos homosexuales que se reunían periódicamente en un barrio, la Policía irrumpió en la vivienda y detuvo a su pareja y a él. Fueron trasladados a unos calabozos donde los torturaron.
A partir de entonces Alí supo que debía salir del país. Reunió todos sus ahorros para pagar un visado y en diciembre de 2008 llegó a Madrid, donde solicitó el asilo.
Ahora, el joven intenta rehacer su vida en Málaga y su situación ha cambiado por completo. Sueña con poder reunirse con su pareja, que sigue en Irán, donde vive su familia, que no sabe nada de él «para que no tengan problemas».
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