lunes, 4 de mayo de 2009

Tienen las personas con VIH un mayor riesgo de contraer la gripe porcina?

Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH - 04 d emayo de 2009


Las autoridades sanitarias estadounidenses aconsejan a los pacientes con bajos recuentos de CD4 que permanezcan en alerta frente a los posibles síntomas

Ante la inevitable expansión de la gripe porcina, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en EE UU [CDC, en sus siglas en inglés] hicieron públicas, el jueves 30 de abril, unas directrices sobre la información que se dispone hasta el momento acerca del virus de la influenza A de origen porcino (H1N1) en adultos y adolescentes con infección por VIH.

Las infecciones por el virus H1N1 de origen porcino se han identificado por primera vez en humanos en abril de 2009 en una serie de casos, algunos de ellos mortales, en México y EE UU. A los pocos días, otros países, entre ellos España, Canadá y Nueva Zelanda, comunicaban también nuevos casos de gripe porcina en personas que habían viajado recientemente a México y los primeros casos de contagio entre humanos fuera del país azteca.

Según informan los CDC en su documento, la epidemiología y las manifestaciones clínicas de estas infecciones por gripe porcina se están investigando actualmente, por lo que los datos disponibles hasta el momento son insuficientes para determinar quién está en mayor riesgo de desarrollar complicaciones como consecuencia de una infección por el virus H1N1 de origen porcino. Sin embargo, advierten las directrices estadounidenses, es bien sabido que las personas adultas y adolescentes con VIH, sobre todo aquéllas con bajos recuentos de células CD4, tienen un riesgo mayor de contraer infecciones virales y bacterianas del tracto respiratorio inferior y neumonías recurrentes.

Las autoridades sanitarias estadounidenses afirman que los indicios de que la gripe puede ser más grave en personas con VIH proceden de estudios realizados en pacientes con gripe estacional. No obstante, señalan que estos datos son limitados. En cambio, varios estudios han comunicado tasas más elevadas de hospitalización, prolongación de la enfermedad y aumento de la mortalidad, sobre todo en personas con sida. Por este motivo, indica el documento de los CDC, las personas inmunodeprimidas, entre las que figuran adultos y adolescentes con VIH y, especialmente, personas con bajos recuentos de CD4 o sida, podrían experimentar complicaciones más graves como consecuencia de la gripe estacional y es posible que las personas seropositivas tengan un mayor riesgo de complicaciones por la gripe porcina.
¿Cuáles serían los síntomas esperables de la ‘gripe nueva o gripe A’ en personas con VIH? En principio, serían similares a los observados en la población general: enfermedad típica respiratoria aguda (por ejemplo, tos, dolor de garganta, rinorrea), fiebre o estado febril, cefalea y dolor muscular. Para algunas personas con VIH, sobre todo aquéllas con recuentos bajos de células CD4, la enfermedad podría progresar rápidamente y complicarse con la aparición de infeccionas bacterianas secundarias, como por ejemplo neumonía.

El documento de los CDC aconseja que los pacientes con VIH deberían mantenerse alerta frente a los signos o síntomas anteriormente descritos. Asimismo, recomienda a esta población de pacientes que están preocupados por estar experimentando signos o síntomas de infección por el virus de la gripe, o por haberse expuestos a un caso confirmado, probable o bajo sospecha de infección por este virus, ya sea en su variante estacional o en su variante porcina (H1N1), que consulten a sus especialistas en VIH para evaluar la necesidad de valoración y de un posible tratamiento o profilaxis frente al virus de la gripe.

Por otra parte, el documento describe los tratamientos para el virus de la gripe porcina. Por ahora, se sabe que este virus que circula en la actualidad es sensible a los antivirales zanamivir (Relenza®) y oseltamivir (Tamiflu®), y que es resistente a los antigripales amantadina y rimantadina. Las personas con VIH que pudieran tener una infección confirmada, probable o bajo sospecha de gripe porcina deberían recibir tratamiento antiviral. Además, los pacientes con VIH que hayan estado próximos a personas con una infección confirmada o probable por gripe porcina deberían recibir quimioprofilaxis con oseltamivir o zanamivir.
Estas recomendaciones para el tratamiento y la profilaxis de la gripe porcina en personas con VIH son las mismas que se utilizan en otras que también se encuentran en alto riesgo. Asimismo, según estas recomendaciones, el tratamiento antiviral con zanamivir u oseltamivir debería iniciarse lo más pronto posible, tras la aparición de los síntomas gripales. Sobre la base de los datos procedentes de estudios sobre gripe estacional, se considera que los beneficios del tratamiento serán mayores si éste se empieza en el plazo de las 48 horas tras la aparición de los síntomas. No obstante, algunos otros datos de estudios sobre gripe estacional han mostrado que la terapia puede ser beneficiosa en pacientes hospitalizados, incluso cuando ésta se inicia después de las 48 horas tras la aparición de los síntomas.

Se recomienda una duración del tratamiento de cinco días y, en la profilaxis, de diez días tras la última exposición. Las terapias con oseltamivir y zanamivir y con los regímenes profilácticos que se aconsejan para las personas con VIH son las mismas que se aconsejan para aquéllas que tienen gripe estacional. Según el documento de los CDC, los médicos deberían controlar muy de cerca a los pacientes tratados y considerar la posibilidad de extender la terapia sobre la base del curso de la enfermedad. Las recomendaciones sobre el uso de antivirales para la gripe en personas con VIH podrían cambiar conforme se disponga de datos adicionales sobre los beneficios y los riesgos de esta terapia en tal población de pacientes.

No se han comunicado efectos secundarios en personas con VIH que han recibido oseltamivir y zanamivir. Además, no se conocen contraindicaciones en la coadministración de estos antivirales y los medicamentos antirretrovirales hoy en día disponibles.

Todavía no se dispone de una vacuna para prevenir la gripe porcina. Mientras se desarrolla, se pueden tomar ciertas medidas preventivas, como por ejemplo limitar potenciales exposiciones a personas con infecciones respiratorias. Otras formas posibles para reducir el riesgo incluyen lavarse las manos, utilizar mascarillas y minimizar el contacto con otras personas que podrían tener gripe porcina. Medidas adicionales que podrían limitar la transmisión de una nueva cepa de la gripe incluyen la cuarentena voluntaria en casa de miembros de la familia con infección confirmada o probable por el virus H1N1 de origen porcino, reducir los contactos sociales innecesarios y evitar, cuando sea posible, las multitudes. El uso correcto de máscaras y respiraderos podría contribuir a la disminución del riesgo de contraer la gripe porcina, pero deberían utilizarse junto con otras medidas preventivas, tales como evitar el contacto y mantener una buena higiene de manos.

Los CDC advierten de que estas directrices podrían actualizarse tan pronto como se disponga de más información sobre el riesgo de complicaciones asociadas a la gripe porcina en personas con VIH.

Por último, las autoridades sanitarias estadounidenses recuerdan que mantenerse saludables es una medida crucial para reducir el riesgo de gripe porcina y mejorar la capacidad del sistema inmunitario para hacer frente a cualquier infección que pudiera producirse. En este sentido, recomiendan que las personas que están actualmente tomando terapia antirretroviral o profilaxis contra infecciones oportunistas se adhieran de forma escrupulosa al tratamiento prescrito como medida para minimizar el riesgo.

Referencia: The US Centers for Disease Control and Prevention (CDC). HIV-Infected Adults and Adolescents: Considerations for Clinicians Regarding Swine-Origin Influenza A (H1N1) Virus. April 30, 2009.

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