Evangélicos marchan en Rio contra el matrimonio igualitario
Unos 100.000 evangélicos marcharon el sábado pasado en Rio de Janeiro en defensa de la familia tradicional, tras la decisión de la justicia brasileña de autorizar los matrimonios homosexuales en todo el país.
Fieles de las diferentes iglesias protestantes del país se congregaron con motivo de la "Marcha para Jesús", una de las principales celebraciones de los cultos evangélicos que se realiza desde hace 20 años.
Los fieles, que recorrieron las calles junto a carros alegóricos, llevaban pancartas, camisetas y otros artículos con motivos religiosos. La caminata concluyó con una concentración en Cinelandia (centro de Rio), donde hubo conciertos de música "gospel", prédicas de pastores y oraciones coreadas por la multitud. Este acto sirve para "marcar posición de principios que defendemos: unidad del pueblo de Dios (...) en favor de la libertad de expresión, de la libertad religiosa, de la familia tradicional y la vida", dijo el pastor Silas Malafaia, de la Iglesia Asamblea de Dios y organizador de la marcha. El lema del evento, en el que también participó el alcalde de Rio, Eduardo Paes, y otros políticos, fue: "Jesús, una vida con actitud". "Decimos no al pecado, no a la corrupción, no al homosexualismo. Decimos: sí a Jesús", dijo uno de los participantes al mismo medio.
Opositores al Matrimonio para Todos vuelven a las calles de Paris
Cientos de manifestantes se enfrentaron a la policía en la explanada de Los Inválidos en Paris, al finalizar la marcha realizada contra la ley que aprobó el matrimonio igualitario. La marcha se había desarrollado de manera pacífica.
Los implicados en los actos, según las imágenes y el relato que dieron varios medios de comunicación franceses, fueron“pocos centenares” de personas, después de que la tercera gran protesta contra el matrimonio igualitario congregara a 150 mil personas, según la policía, y “más de un millón”, según los organizadores de la marcha.
Durante la jornada, el único incidente que se había registrado fue en la sede del Partido Socialista en París, donde una veintena de militantes de extrema derecha entraron sin permiso y desplegaron una banderola en el tejado en la que podía leerse: “Hollande dimisión”.
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