Con más tono festivo que carácter reivindicativo, miles de personas desafiaron hoy bajo la lluvia que caía de forma intermitente sobre Sao Paulo para celebrar la décima quinta edición del desfile del orgullo gay de la ciudad, considerado el más populoso del mundo.
Según las cifras facilitadas por la organización poco después del término del evento, aproximadamente cuatro millones de personas se congregaron este año para participar en el desfile.
"Batimos el récord. Pensábamos que la lluvia dificultaría, pero fue lo contrario. El desfile fue muy tranquilo. Fue increíble", dijo Leandro Rodrigues, de la Asociación Brasileña de Gays y Lesbianas, citado por el portal G1.
Desde mediodía la multitud se concentró junto a las carrozas aparcadas frente al Museo de Arte de Sao Paulo (MASP), en el corazón de la emblemática Avenida Paulista, el kilómetro cero de la marcha, que arrancó con más de una hora de retraso.
Este año el lema del desfile fue "Amaos los unos a los otros: Basta de Homofobia" y los organizadores del evento han querido defender la aprobación de una ley que penalice las prácticas homofóbicas.
"Que esta transformación sea para que nosotros pensemos que la mayor demanda del movimiento, además de la penalización de la homofobia, sea garantizar los derechos de nuestros compañeros travestis y transexuales, que son la parte más frágil", manifestó el presidente de la asociación del desfile, Ideraldo Beltrame, citado por la Agencia Brasil.
Rodeada de un intenso dispositivo de seguridad, unos 1.400 agentes, la marcha comenzó con los acordes del vals vienés Danubio Azul y enseguida la música electrónica se apoderó de la arteria más conocida de Sao Paulo.
Banderas con el arco iris, el símbolo de los homosexuales, ondeaban por todos los rincones, mientras los participantes, con paraguas, disfraces y grandes abanicos, bailaban, se hacían fotos y se entregaban a la diversión.
Sin embargo, algunos de los participantes denunciaron la pérdida de contenido del evento, que con el paso de las ediciones, está olvidando el espíritu de protesta social que lo inspiró.
"Ya no se trata de reivindicar, la intención es participar en una fiesta, además en las zonas más aglomeradas lo que encuentras es a gente que va a beber y hasta robar", dijo a Efe, Rafael, un gay de 26 años vecino de Sao Paulo, que participa en el desfile desde hace ocho años.
Mientras, Caroline, de 23 años, explicó que hoy asistió al desfile por primera vez y añadió que, a pesar de la celebración de actos como el de hoy en Brasil, hay grandes prejuicios contra la homosexualidad.
"Hay muchos prejuicios escondidos. Personas que dicen yo lo acepto, pero lejos de mí", argumentó a Efe.
Para el alcalde de Sao Paulo, Gilberto Kassab, el desfile "es una demostración de ciudadanía de todos los brasileños que quieren una ciudad, un país y un mundo cada vez más inclinado a acciones de ciudadanía, mostrando que la gran mayoría de los brasileños respeta la diversidad de los derechos humanos".
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