Pese a que en las comisiones de DDHH del Congreso consideran difícil que se apruebe el matrimonio entre personas del mismo sexo, en dos meses más la ONG SomosGay presentará un proyecto para modificar el Código Civil y establecer el matrimonio igualitario en Paraguay.
Para unos, corre peligro la familia y se desnaturaliza la institución del matrimonio. Para otros, el casamiento entre personas del mismo sexo, bajo los mismos términos que un matrimonio heterosexual, es un avance en materia de derechos humanos. El debate está instalado en toda América Latina desde que en la Argentina se aprobó, el 15 de julio último, la modificación del Código Civil para permitir el matrimonio igualitario, incluyendo el derecho para las parejas homosexuales de adoptar niños.
La decisión ya halló eco en otros en Chile, Perú y Colombia. Paraguay s eune ahora a la lista ya que, en un par de meses más, la organización SomosGay, que defiende los derechos de las personas homosexuales, presentará un proyecto de ley con el mismo objetivo.
"Estoy segura de que se va a rechazar", adelanta la senadora liberal Zulma Gómez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Senadores.
Según ella, es muy difícil que una propuesta así surja de algún miembro del Poder Legislativo. "Ni siquiera hay consenso para aprobar un proyecto de ley contra toda forma de discriminación".
La sociedad paraguaya, dice, no está preparada siquiera para un debate sobre el tema."Automáticamente hay una actitud de enfrentamiento cuando se van a tocar temas así. La gente no sabe argumentar sus posturas y no sabe tolerar las opiniones contrarias a las suyas", lamenta.
Explica que personalmente no le afecta que dos mujeres o dos hombres celebren una unión civil, en términos de bienes y otros derechos. "No somos quién para decir si eso está bien o está mal. Es una cuestión entre ellos. Pero que adopten niños, como si fueran un matrimonio heterosexual, es otra cosa. Choca", aclara.
LA REALIDAD.
En Paraguay, el matrimonio está reconocido en la Constitución Nacional como la unión estable entre un hombre y una mujer. En tanto que el Código Civil establece taxativamente que no pueden contraer matrimonio entre sí las personas del mismo sexo.
Según explicaciones del doctor Raúl Sapena Brugada, ex ministro de la Corte, no es posible proponer un proyecto de ley que apunte a instituir el matrimonio homosexual solo modificando el Código Civil. Haría falta una enmienda constitucional, lo cual ve difícil que se realice solo para tal efecto.
Cristian Kriskovich, abogado y docente universitario, opina en términos similares: "Si lo que se pretende es modificar la forma de contraer matrimonio, eso se opondría a la Constitución Nacional y, por lo tanto, no sería legítima", aclara.
A su modo de ver, si no se pretende tocar el nombre "matrimonio" y plantear una unión civil, "llámese como se llame, entre personas del mismo sexo, eso sí podría darse", precisa.
Es lo que se da en la generalidad de los casos. "En 10 países nada más aprobaron hasta ahora esto y solo en Argentina y Ciudad de Médico, específicamente, se llama matrimonio. En los demás es el reconocimiento de uniones civiles", explica.
Organizaciones como SomosGay opinan diferente y, con el concurso de abogados, esta avanza en la elaboración del proyecto de ley que, aseguran, estará listo en octubre.
En el mundo, los países que permiten el casamiento homosexual son Holanda, Bélgica, España, Portugal, Suecia, Noruega, Islandia, Canadá, Sudáfrica y Argentina. Se agregan Ciudad de México y algunos estados de los EEUU.
Es muy remota la posibilidad de que se apruebe en nuestro país, insiste la diputada Ferreira.
"Nosotros tenemos un esquema de sociedad tradicional, católica", argumenta.
"NO ES UN DERECHO, ES UN ACTO PRIVADO"
La oposición al matrimonio homosexual no significa discriminar a las personas homosexuales, explica Cristian Kriskovich, abogado y profesor. Para él, es muy distinto tolerar la conducta privada de estas personas –que tiene que ver con la libertad individual– a que se pretenda imponer como derecho algo que no lo es.
"Estas personas, libremente, pueden tener la opción sexual que deseen, pero de ahí a imponer socialmente como un derecho un acto privado es que estamos chocando con el bien común", sostiene. La homosexualidad existió siempre, resalta, el problema se da cuando se impone como conducta que debe ser tolerada e impuesta socialmente.
En la Constitución Nacional el matrimonio se celebra entre un hombre y una mujer y la familia se basa en esto, dice. El casamiento homosexual, equiparado a "matrimonio", es un retroceso, porque afectará principalmente a los derechos del niño, puesto que habilita a las parejas gay a adoptar.
Según explicaciones del doctor Raúl Sapena Brugada, ex ministro de la Corte, no es posible proponer un proyecto de ley que apunte a instituir el matrimonio homosexual solo modificando el Código Civil. Haría falta una enmienda constitucional, lo cual ve difícil que se realice solo para tal efecto.
Cristian Kriskovich, abogado y docente universitario, opina en términos similares: "Si lo que se pretende es modificar la forma de contraer matrimonio, eso se opondría a la Constitución Nacional y, por lo tanto, no sería legítima", aclara.
A su modo de ver, si no se pretende tocar el nombre "matrimonio" y plantear una unión civil, "llámese como se llame, entre personas del mismo sexo, eso sí podría darse", precisa.
Es lo que se da en la generalidad de los casos. "En 10 países nada más aprobaron hasta ahora esto y solo en Argentina y Ciudad de Médico, específicamente, se llama matrimonio. En los demás es el reconocimiento de uniones civiles", explica.
Organizaciones como SomosGay opinan diferente y, con el concurso de abogados, esta avanza en la elaboración del proyecto de ley que, aseguran, estará listo en octubre.
En el mundo, los países que permiten el casamiento homosexual son Holanda, Bélgica, España, Portugal, Suecia, Noruega, Islandia, Canadá, Sudáfrica y Argentina. Se agregan Ciudad de México y algunos estados de los EEUU.
Es muy remota la posibilidad de que se apruebe en nuestro país, insiste la diputada Ferreira.
"Nosotros tenemos un esquema de sociedad tradicional, católica", argumenta.
"NO ES UN DERECHO, ES UN ACTO PRIVADO"
La oposición al matrimonio homosexual no significa discriminar a las personas homosexuales, explica Cristian Kriskovich, abogado y profesor. Para él, es muy distinto tolerar la conducta privada de estas personas –que tiene que ver con la libertad individual– a que se pretenda imponer como derecho algo que no lo es.
"Estas personas, libremente, pueden tener la opción sexual que deseen, pero de ahí a imponer socialmente como un derecho un acto privado es que estamos chocando con el bien común", sostiene. La homosexualidad existió siempre, resalta, el problema se da cuando se impone como conducta que debe ser tolerada e impuesta socialmente.
En la Constitución Nacional el matrimonio se celebra entre un hombre y una mujer y la familia se basa en esto, dice. El casamiento homosexual, equiparado a "matrimonio", es un retroceso, porque afectará principalmente a los derechos del niño, puesto que habilita a las parejas gay a adoptar.
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