Matteo Renzi demostró que está dispuesto a sacar a Italia de su atraso de décadas en materia de derechos civiles. El Gobierno logró este miércoles —por 369 votos a favor, 193 en contra y dos abstenciones-- la aprobación definitiva, mediante una moción de confianza planteada a la Cámara de Diputados, del proyecto de ley de uniones civiles entre parejas del mismo sexo, que, aunque descafeinado, ya recibió la luz verde en el Senado.
Tanto la oposición como la Iglesia, que en Italia sigue teniendo un gran peso político y, al menos hasta ahora, un gran poder de veto, se han mostrado indignadas por el método expeditivo usado por Renzi.
Una vez superada la moción de confianza, durante la tarde del miércoles se someterá a votación el texto de la ley. La bronca no puede ser más grande. El centro político, una parte del cual sostiene al Gobierno de Renzi, y el Family Day, un conjunto de organizaciones que defienden a la familia tradicional atacando los nuevos modelos de pareja, han pedido el amparo de la presidencia de la República por considerar que el proyecto puede ser inconstitucional. También el secretario de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), monseñor Nunzio Galantino, se ha apresurado a tomar parte en el debate político.
"Hoy es un día de fiesta para muchas personas. Sobre todo para aquellas que se sienten finalmente reconocidas, para todos aquellos que, después de muchos años, cuentan con derechos civiles, de verdad civiles”, escribió Renzi en Facebook.
“Hemos escrito otra página importante para la historia de la Italia que queremos. Por ello sometimos la ley al voto de confianza, no se podía aplazar de nuevo tras años de intentos fallidos”, comentó. Renzi, que quiere demostrar a la opinión pública que cumple con sus compromisos pese a los obstáculos, se comprometió a sacar adelante la ley aún al precio de recortar la medida que da acceso a la pareja gay a adoptar hijos.
Después de dos años de negociaciones y de semanas de intenso debate en el Senado, el gobierno decidió someter la ley al voto de confianza y evitar todo cambio al texto. El jefe de gobierno italiano reconoció que Italia era el único país grande de Europa occidental sin un marco legal para las parejas del mismo sexo.
El texto mantiene el requisito de ayuda recíproca moral y material, la pensión de supervivencia, el permiso de residencia para el cónyuge extranjero y también la posibilidad de adquirir el apellido del compañero. La ley reglamenta también a las parejas de hecho pero concede deberes y derechos diferentes.
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