Los adolescentes homosexuales y bisexuales son cinco veces más propensos a intentar suicidarse que los heterosexuales, no así los que viven en un entorno social que los respalde.
Los resultados, publicados en la revista Pediatrics, demuestran que las lesbianas, los gay y los bisexuales adolescentes que viven en condados con gran proporción de parejas homosexuales, y que van a escuelas con políticas antidiscriminatorias son menos propensos a intentar suicidarse que los pares con entornos sin tanta aceptación.
Esto es "un llamado a la acción para proporcionar una hoja de ruta para empezar a reducir el suicidio en la juventud homosexual y bisexual", opinó el autor, doctor Mark Hatzenbuehler, de la Columbia University en Nueva York.
El experto utilizó los datos obtenidos durante tres años por encuestas de salud a más de 30.000 adolescentes de Oregon que cursaban undécimo grado y que habían respondido sobre depresión, consumo de alcohol y relaciones con sus pares, familia y parejas.
Para evaluar el entorno social de los participantes, Hatzenbuehler le asignó un puntaje a cada uno de los 34 condados donde residían esos adolescentes según la proporción de parejas homosexuales que vivían en el lugar, el porcentaje de demócratas y la proporción de escuelas locales con alianzas estudiantiles homosexuales-heterosexuales y políticas para evitar la discriminación y el hostigamiento entre pares.
Unos 1.400 (entre el 4 y el 5 por ciento) de los adolescentes se identificó como gay, lesbiana o bisexual. De ellos, 22 de cada 100 dijeron que habían tratado de suicidarse el año anterior, comparado con cuatro de cada 100 del grupo heterosexual que había intentado suicidarse.
El intento de suicidio fue más común en los adolescentes homosexuales y bisexuales con depresión, que se daban atracones con el alcohol o que eran víctimas del hostigamiento entre pares o del abuso físico de algún adulto.
Pero, a pesar de esos factores, el entorno social marcó la diferencia.
Los que vivían en condados con bajo puntaje en la medición de ambiente social eran un 20 por ciento más propensos a haber intentado suicidarse que los adolescentes de condados con mejor calificación.
"Eso desafía el mito de que ser gay aumenta el riesgo de suicidio", dijo Hatzenbuehler. Los resultados, agregó, demuestran que las escuelas, con cambios en sus políticas, pueden mejorar el entorno de sus alumnos homosexuales y bisexuales, y hasta reducir los intentos de suicidio.
El doctor Ritch Savin-Williams, psicólogo de la Cornell University en Itaca, cuestionó la idea de que esos jóvenes son más propensos a suicidarse y sostuvo que el tema va más allá de lo que sugiere el estudio.
"Hemos dado el mensaje de que son suicidas", dijo Savin-Williams, que no participó del estudio y quien agregó que gran parte de sus pensamientos suicidas podría atribuirse a la victimización o lesiones que sufren los jóvenes homosexuales y bisexuales.
"Todos los niños necesitan protección; todos tienen que estar seguros, y es responsabilidad de las escuelas lograrlo", dijo Savin-Williams.
Pero en lugar de detallar los riesgos del suicidio, "mi enfoque sería proponer qué tipo de habilidades se están desaprovechando al no proteger a esos niños. Esa es la gran pérdida", finalizó.
FUENTE: Pediatrics, online 18 de abril del 2011
Los resultados, publicados en la revista Pediatrics, demuestran que las lesbianas, los gay y los bisexuales adolescentes que viven en condados con gran proporción de parejas homosexuales, y que van a escuelas con políticas antidiscriminatorias son menos propensos a intentar suicidarse que los pares con entornos sin tanta aceptación.
Esto es "un llamado a la acción para proporcionar una hoja de ruta para empezar a reducir el suicidio en la juventud homosexual y bisexual", opinó el autor, doctor Mark Hatzenbuehler, de la Columbia University en Nueva York.
El experto utilizó los datos obtenidos durante tres años por encuestas de salud a más de 30.000 adolescentes de Oregon que cursaban undécimo grado y que habían respondido sobre depresión, consumo de alcohol y relaciones con sus pares, familia y parejas.
Para evaluar el entorno social de los participantes, Hatzenbuehler le asignó un puntaje a cada uno de los 34 condados donde residían esos adolescentes según la proporción de parejas homosexuales que vivían en el lugar, el porcentaje de demócratas y la proporción de escuelas locales con alianzas estudiantiles homosexuales-heterosexuales y políticas para evitar la discriminación y el hostigamiento entre pares.
Unos 1.400 (entre el 4 y el 5 por ciento) de los adolescentes se identificó como gay, lesbiana o bisexual. De ellos, 22 de cada 100 dijeron que habían tratado de suicidarse el año anterior, comparado con cuatro de cada 100 del grupo heterosexual que había intentado suicidarse.
El intento de suicidio fue más común en los adolescentes homosexuales y bisexuales con depresión, que se daban atracones con el alcohol o que eran víctimas del hostigamiento entre pares o del abuso físico de algún adulto.
Pero, a pesar de esos factores, el entorno social marcó la diferencia.
Los que vivían en condados con bajo puntaje en la medición de ambiente social eran un 20 por ciento más propensos a haber intentado suicidarse que los adolescentes de condados con mejor calificación.
"Eso desafía el mito de que ser gay aumenta el riesgo de suicidio", dijo Hatzenbuehler. Los resultados, agregó, demuestran que las escuelas, con cambios en sus políticas, pueden mejorar el entorno de sus alumnos homosexuales y bisexuales, y hasta reducir los intentos de suicidio.
El doctor Ritch Savin-Williams, psicólogo de la Cornell University en Itaca, cuestionó la idea de que esos jóvenes son más propensos a suicidarse y sostuvo que el tema va más allá de lo que sugiere el estudio.
"Hemos dado el mensaje de que son suicidas", dijo Savin-Williams, que no participó del estudio y quien agregó que gran parte de sus pensamientos suicidas podría atribuirse a la victimización o lesiones que sufren los jóvenes homosexuales y bisexuales.
"Todos los niños necesitan protección; todos tienen que estar seguros, y es responsabilidad de las escuelas lograrlo", dijo Savin-Williams.
Pero en lugar de detallar los riesgos del suicidio, "mi enfoque sería proponer qué tipo de habilidades se están desaprovechando al no proteger a esos niños. Esa es la gran pérdida", finalizó.
FUENTE: Pediatrics, online 18 de abril del 2011
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