"Setenta y ocho países en el mundo cuentan con leyes y normas que sancionan la homosexualidad y que criminalizan a sus ciudadanos en función de su identidad de género o de su orientación sexual; esto atenta contra los derechos humanos de esas personas porque son discriminadas en función de su diferencia", afirmó Pillay.
La Alta Comisionada intervino hoy en Ginebra en una mesa redonda en la que se debatía cómo poner fin a la violencia y a las sanciones por la orientación sexual y la identidad de género y en la que Pillay leyó un mensaje del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
"Las leyes que criminalizan a las personas en función de su orientación sexual y su identidad de género violan el principio de no discriminación. Además dan alas a la violencia, ayudan a legitimar la homofobia y contribuyen a un clima de odio", señaló Ban, quien instó a los Estados con esa legislación a retirarla inmediatamente.
"Las responsabilidades de Naciones Unidas y las obligaciones de los Estados son claras. Nadie, a pesar de su orientación sexual e identidad de género, debería estar sujeto a trato cruel, inhumano o degradante", agregó el secretario general.
Ante la evidencia de que el problema existe y de que no va a solucionarse a corto o medio plazo, Pillay anunció que ha nombrado a un experto en estos temas que se encargará de asesorar a su oficina y de sugerir métodos para mejorar la situación de los homosexuales, lesbianas y transexuales en los países donde tengan prohibido el libre ejercicio de su sexualidad.
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