Varios miles de personas participaron ayer sábado en la marcha del Orgullo LGTB de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Una marcha en la que se reclamó una mayor tolerancia hacia la realidad LGTB en África, un continente especialmente castigado por la homofobia.
“Vuestro odio no me volverá heterosexual”, “Nací gay”, “Jesús dijo: ama a tu prójimo” o “El odio no es africano” fueron algunas de las numerosas pancartas que portaban los asistentes a una marcha multicolor que contó con la asistencia de familias enteras.
Hubo recuerdos para Uganda, país en el que en estos momentos se discute una ley que de ser finalmente aprobada castigará la homosexualidad con penas de cadena perpetua e incluso de muerte, o para Malawi, país en el que una pareja está siendo juzgada por homosexualidad tras haber festejado su boda.
La propia Sudáfrica es un país lleno de contradicciones en lo que se refiere a la realidad LGTB. Su Constitución es una de las pocas en el mundo que reconoce explícitamente el derecho a la no discriminación por razones de orientación sexual, y el país aprobó en 2006 el matrimonio entre personas del mismo sexo tras un dictamen unánime de su Tribunal Supremo que consideró inconstitucional su prohibición. Al mismo tiempo, su actual presidente, Jacob Zuma, es un homófobo reconocido, y la homofobia social impregna capas enteras de la población, hasta el punto de que las violaciones “correctivas” y los asesinatos de mujeres lesbianas de raza negra están a la orden del día y gozan de un alto grado de impunidad.
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