La Iglesia católica ya tiene un nuevo escándalo sexual al que enfrentarse. Según publica la revista italiana Panorama, propiedad del presidente Silvio Berlusconi, muchos curas romanos no llevan precisamente una modélica vida religiosa, ya que pasan las noches en bares gays , muchas veces en compañía de jóvenes a los que les pagan por sexo ( "chaperos", o "fletes" ).
Con un reportaje titulado Las noches romanas de los curas gays, la revista italiana revela la vida secreta de numerosos religiosos a través de una investigación de 20 días, durante los cuales, el periodista se introdujo en el mundo de la noche gay de Roma, con una cámara oculta y la ayuda de un cómplice.
La Iglesia católica prohíbe a los gays sexualmente activos ingresar en los seminarios y en las órdenes religiosas, algo que en el reportaje se comprueba que es totalmente falso. Para ello cuenta la historia de tres sacerdotes: Paul, Carlo y Luca.
El caso más llamativo es tal vez el de Paul, un cura francés de 35 años. El periodista de Panorama y su cómplice lo encontraron el pasado día 2 de este mes en un conocido garito gay del barrio romano de Testaccio, bailando junto a dos chaperos semidesnudos.
Una vez fuera del local el sacerdote invitó al cómplice del reportero a acompañarlo a su domicilio, cosa a la que éste accedió. Ya en la vivienda, el cómplice le pidió al sacerdote que se pusiera su sotana. El cura consintió y ambos mantuvieron entonces relaciones sexuales, oportunamente grabadas con la cámara oculta.
Oficialmente el Vaticano guarda silencio ante el reportaje. Pero, extraoficialmente, muchos en la Santa Sede lo acusan de ser amarillista. "Nosotros no pretendemos escandalizar, sino demostrar que no se trata de un caso aislado: existe una comunidad de sacerdotes sujeta a determinados comportamientos", se defiende el director de Panorama, Giorgio Mulé.
Las asociaciones homosexuales, por su parte, no se muestran sorprendidas por las revelaciones de Panorama. "Que muchos curas sean homosexuales y busquen sexo, incluso de pago, con otros hombres no es ninguna novedad", subraya Aurelio Mancuso, ex presidente de la asociación Arcigay. "Yo mismo, hace unos 15 años, tuve una historia con un monseñor", revelaba.
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