El norteamericano George Quaintance (1902-1957) fue un artista adelantado a su tiempo, un hombre que emprendió con éxito varias carreras y, sin embargo, jamás disfrutó de la fama que merecía.
Nacido en un pueblo rural del estado de Virginia, Quaintance estudió arte en Nueva York y desarrolló una vida polifacética: fue bailarín clásico y de vodevil, peluquero y decorador teatral. A pesar de ser homosexual y tener parejas masculinas desde la adolescencia, se mantuvo dentro del closet toda su vida e incluso llegó a casarse con una mujer.
Nacido en un pueblo rural del estado de Virginia, Quaintance estudió arte en Nueva York y desarrolló una vida polifacética: fue bailarín clásico y de vodevil, peluquero y decorador teatral. A pesar de ser homosexual y tener parejas masculinas desde la adolescencia, se mantuvo dentro del closet toda su vida e incluso llegó a casarse con una mujer.
El amor de su vida y socio fue Victor Manuel García, nacido en Puerto Rico en quien se inspiró para sus dibujos y pinturas que sirvieron como ilustraciones en las revistas homoeróticas que circulaban escudándose en difundir los beneficios del ejercicio físico para mostrar fotografías y dibujos de hombres en diferentes grados de desnudez. Una de ellas era Physique Pictorial, editada por el fotógrafo Bob Mizer, otro de los primeros gais en dedicarse a la difusión de material homoerótico.
Quaintance vivió y trabajó durante una época en que la homosexualidad era reprimida, en que sus gozosas pinturas y fotos de hombres musculosos no podían mostrar un pene. En una era anterior a Stonewall, la revolución sexual, los derechos gays y la crisis del sida, Quaintance y su arte erótico kitsch subsistieron al filo de la legalidad.
Quaintance vivió y trabajó durante una época en que la homosexualidad era reprimida, en que sus gozosas pinturas y fotos de hombres musculosos no podían mostrar un pene. En una era anterior a Stonewall, la revolución sexual, los derechos gays y la crisis del sida, Quaintance y su arte erótico kitsch subsistieron al filo de la legalidad.
Los chicos de Quaintance siguen el patrón de las pin-ups femeninas, inocentes, pícaras y dibujadas para estimular la imaginación. Los genitales están siempre convenientemente tapados por toallas, espuma de jabón, apretadísimos jeans...
El éxito de las ilustraciones y la relativa tolerancia después de la II Guerra Mundial, impulsaron a Quaintance y García a montar un estudio en Phoenix (Arizona). Le llamaron Rancho Siesta y ampliaron la gama del negocio a la fotografía. Desde este cuartel general, cercano a la Costa Oeste, donde la comunidad gay empezaba a asomar socialmente, trabajaron si descanso creando un cuerpo de trabajo de centenares de piezas.
70 años después, el mundo masculino de fantasía creado por Quaintance, poblado por latin lovers, vigorosos vaqueros y peones de torsos escultóricos, conserva su encanto seductor. Sus preciadas pinturas —que suman apenas 55— raramente salen a subasta, vendiéndose, en cambio, en privado, por cifras no reveladas.
La exposición The Flamboyant Life and Forbidden Art of George Quaintance (La vida extravagante y al arte prohibido de George Quaintance) es la primera muestra retrospectiva de los dibujos de una figura cuya fama ha crecido con el tiempo y es considerado pionero de la visibilidad de la cultura gay y la homosexualidad. Va en la Galeria Taschen de Los Ángeles hasta el 31 de agosto próximo.
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