Dos manzanas-10 de octubre de 2011
El Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, pidió disculpas el viernes pasado por instar al ministro de Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, a llevar “una vida normal“. Westerwelle es abiertamente gay y vive en pareja con el empresario Michael Mronz.
Según Lukashenko, el ministro se habría enfadado después de que el presidente bielorruso le dijera “honestamente, mirándolo a los ojos, que tenía que llevar una vida normal“. “Mis palabras lo ofendieron“, añadió Lukashenko. “Todavía me arrepiento de mis palabras. Me pregunto qué me hizo decir lo que pensaba“, declaró. A pesar de ello, manifestó que sigue “reprobando las relaciones homosexuales“. El comentario homófobo al que se refiere se produjo probablemente en noviembre del año pasado, cuando Westerwelle visitó el país.
Fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia van más allá y aseguran que en una reunión en Minsk entre Lukashenko, Westerwelle y su homólogo polaco, el presidente bielorruso manifestó no entender “cómo un hombre puede vivir con otro hombre“, lo cual habría sido interpretado como una referencia obvia al ministro alemán. Lukashenko habría declarado que si bien no tendría “nada contra las lesbianas“, “mandaría gustosamente a los gays a granjas colectivas“.
Bielorrusia es una sociedad profundamente homófoba. El año pasado recogíamos los datos de una encuesta según la cual el 63% de los bielorrusos se muestra a favor de recuperar la vieja legislación soviética que criminalizaba la homosexualidad, derogada en 1994. En concreto, el 43’2% se mostraba “totalmente de acuerdo” y el 19’5% “bastante de acuerdo” con la propuesta. Solo el 16’8% de los bielorrusos creían que deben respetarse los derechos de las personas homosexuales.
En mayo de 2010, fue convocada en Minsk la marcha del Orgullo Eslavo con el apoyo de los colectivos LGTB de la vecina Rusia. La marcha fue prohibida finalmente, aunque un grupo de activistas desafió la prohibición y marchó por las calles de Minsk durante algunos minutos, hasta que la policía cargó contra ellos. No fue hasta hace febrero de este año, de hecho, que tuvo lugar la primera manifestación LGTB autorizada en la historia del país. En mayo, sin embargo, fueron detenidos varios activistas por organizar un evento con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, y poco después nos hacíamos eco de la violencia policial que sufrió Sergei Androsenko, coordinador del colectivo LGTB GayBelarus, por participar en una manifestación a favor de los derechos LGTB en el país europeo, gobernado por Lukashenko desde 1994.
El Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, pidió disculpas el viernes pasado por instar al ministro de Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, a llevar “una vida normal“. Westerwelle es abiertamente gay y vive en pareja con el empresario Michael Mronz.
Según Lukashenko, el ministro se habría enfadado después de que el presidente bielorruso le dijera “honestamente, mirándolo a los ojos, que tenía que llevar una vida normal“. “Mis palabras lo ofendieron“, añadió Lukashenko. “Todavía me arrepiento de mis palabras. Me pregunto qué me hizo decir lo que pensaba“, declaró. A pesar de ello, manifestó que sigue “reprobando las relaciones homosexuales“. El comentario homófobo al que se refiere se produjo probablemente en noviembre del año pasado, cuando Westerwelle visitó el país.
Fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia van más allá y aseguran que en una reunión en Minsk entre Lukashenko, Westerwelle y su homólogo polaco, el presidente bielorruso manifestó no entender “cómo un hombre puede vivir con otro hombre“, lo cual habría sido interpretado como una referencia obvia al ministro alemán. Lukashenko habría declarado que si bien no tendría “nada contra las lesbianas“, “mandaría gustosamente a los gays a granjas colectivas“.
Bielorrusia es una sociedad profundamente homófoba. El año pasado recogíamos los datos de una encuesta según la cual el 63% de los bielorrusos se muestra a favor de recuperar la vieja legislación soviética que criminalizaba la homosexualidad, derogada en 1994. En concreto, el 43’2% se mostraba “totalmente de acuerdo” y el 19’5% “bastante de acuerdo” con la propuesta. Solo el 16’8% de los bielorrusos creían que deben respetarse los derechos de las personas homosexuales.
En mayo de 2010, fue convocada en Minsk la marcha del Orgullo Eslavo con el apoyo de los colectivos LGTB de la vecina Rusia. La marcha fue prohibida finalmente, aunque un grupo de activistas desafió la prohibición y marchó por las calles de Minsk durante algunos minutos, hasta que la policía cargó contra ellos. No fue hasta hace febrero de este año, de hecho, que tuvo lugar la primera manifestación LGTB autorizada en la historia del país. En mayo, sin embargo, fueron detenidos varios activistas por organizar un evento con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, y poco después nos hacíamos eco de la violencia policial que sufrió Sergei Androsenko, coordinador del colectivo LGTB GayBelarus, por participar en una manifestación a favor de los derechos LGTB en el país europeo, gobernado por Lukashenko desde 1994.
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