En 1927, Sigmund Freud publicó uno de sus ensayos más conocidos y citados, “El porvenir de un ilusión”, en el que teorizaba que la religión –y por extensión, todas las formas subliminales de la cultura- es un artificio creado por una minoría para mantener sometida a un mayoría contra su voluntad. La religión constituye por ello una ilusión, cuyo factor motivador es la realización de un deseo. Por contraste, el insigne pensador alemán defendió que la “ciencia no es una ilusión. En cambio, sí lo sería creer que podemos obtener en otra parte cualquiera lo que ella no nos pueda dar.” Pero, ¿qué nos puede dar la ciencia, en este caso la biomedicina, a quienes seguimos esperando -con ilusión- un mundo sin VIH o al menos sin sus efectos menos deseables? Un repaso a lo más destacado del 2007 no permite albergar, pese a algunas mejoras indudables, una gran dosis de optimismo. En septiembre supimos que uno de los enfoques que se creían más prometedores en la investigación de vacunas preventivas del VIH, la estimulación de la inmunidad celular empleando como vectores formas inocuas de adenovirus, no tuvo éxito (véase La Noticia del Día 25/09/07). Extrañamente, la publicación de la interrupción del ensayo STEP de la compañía Merck de EE UU no produjo ni el volumen de noticias ni la catarata de interpretaciones a que dieron lugar los resultados negativos del ensayo ALVAC en 2003. Claro que este último era el primero en llegar a Fase III de desarrollo, la más avanzada, y la excitación por saber qué había ocurrido estaba mucho más extendida que ahora. Pero el poco ruido que ha generado la anulación del STEP no debería esconder sus implicaciones. El uso de adenovirus como vectores era la segunda gran opción, después del empleo de la Vacuna Ankara Modificada (MVA, por sus siglas en inglés; se trata del vector utilizado por ALVAC y otras varias vacunas candidatas) para elucidar una respuesta inmunogénica de origen celular capaz de hacer frente a la infección por VIH. Estando como estamos estancados en la obtención de una fórmula para detonar una respuesta humoral (de anticuerpos), la respuesta celular parecía el sendero natural para encontrar la vacuna. Pero no conseguimos dar con un vector adecuado al objetivo inmunitario que se persigue: ni MVA ni adenovirus. ¿Cuál es el Plan B? Las cosas con los microbicidas no han ido mucho mejor. El estudio CONRAD con sulfato de celulosa cuyos datos se hicieron públicos a principios de año no sólo no mostró más eficacia protectora, sino que el grupo de mujeres que lo empleó arrojó unas mayores tasas de infección por VIH que el brazo de las que usaron placebo. Aunque los investigadores siguen escudriñando el estudio y es todavía posible que las diferencias se deban a cuestiones estadísticas (esto es, que hayan ocurrido por casualidad), lo cierto es que Ushercell no funciona como microbicida (véase Actualización en Tratamientos del 01/02/07). ¿Alimento para depresivos? No todo han sido malos augurios en el año que acaba. El campo de las vacunas, pese a las decepciones, está más activo que nunca, con un número creciente de equipos investigadores en marcha (incluyendo alguno español) y un apoyo económico y político internacionales sin precedentes (véase La Noticia del Día 14/06/07). La investigación en microbicidas cuenta con un abanico muy amplio de productos en fases avanzadas de desarrollo y los activistas esperamos con una mezcla de prudencia y ansiedad la publicación de los resultados del siguiente candidato, Carraguard, prevista para febrero de 2008. Crucemos los dedos. El ámbito de los antirretrovirales nos ha aportado alguna alegría, eso sí, contenida. Si algo hubiera que destacar por encima del resto serían los avances en nuevas familias de fármacos, con el inhibidor de la integrasa raltegravir a la cabeza, seguido con más precaución por el antagonista del CCR5 maraviroc. El primero ha mostrado una eficacia inhibitoria de la replicación del VIH resistente como hace tiempo no veíamos. El segundo promete ser bastante útil si conseguimos resolver los puntos oscuros asociados a la prueba de tropismo, algo que esperemos que suceda en los próximos meses, por el bien de las personas que se podrían beneficiar (véanse La Noticia del Día 10/10/07 y 20/12/07). Cabe resaltar también los avances en la mejora de la comodidad de la toma de la medicación, que tiene su epítome en la irrupción de Atripla® (véase La Noticia del Día 19/10/07) la primera pastilla tres en uno, y en la optimización del tratamiento de inicio para evitar en lo posible la aparición de alteraciones asociadas con el síndrome de lipodistrofia. Como contrapunto a estas noticias, otras que nos recuerdan que en investigación cualquier progreso no es en sí mismo irreversible, como nos lo ejemplifican la vuelta a tendencias de inicio de tratamiento más precoces y el abierto cuestionamiento de las llamadas vacaciones terapéuticas (véanse La Noticia del Día 04/10/07 y 04/12/07). Para acabar, una referencia al fin último de la medicina, que es sanar y salvar vidas. Según datos de ONUSIDA, en 2007 hemos alcanzado un récord de personas con VIH que reciben la terapia que les puede salvar la vida, superando los 3 millones. El lado positivo de esta cifra es la nueva demostración de que, con voluntad política y apoyo internacional, se puede ampliar de forma sostenida el acceso a tratamiento allí dónde se quiera. El lado negativo es que pese a este importante incremento, todavía el 90% de la población mundial con VIH carece del cuidado que requiere. Este panorama nos impulsa a reproducir, para acabar, un breve párrafo de la obra de Sigmund Freud con la que hemos ilustrado el inicio: “No es necesario decir que una civilización que deja a un número tan grande de sus participantes insatisfechos y los lleva a la revuelta no tiene, ni merece tener, la perspectiva de una existencia duradera.” Con las palabras del padre del psicoanálisis y con el deseo de que en el 2008 nuestra ilusión tenga un mejor provenir cerramos este resumen del año 2007.
Elaborado por : Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH |
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