jueves, 30 de junio de 2016

Javier y Rodolfo: 30 años de relación que empezó en Lima con una notas de amor anónimas y se consagró con el matrimonio en Estados Unidos.


Traductor: Jorge Chávez Reyes

En el aeropuerto Jorge Chávez de Lima-Perú en 1983, Javier Melendez, un guapo joven de 19 años de edad, con cabello oscuro y ondulado y dulces ojos marrones, no pudo evitar fijarse en el atractivo y robusto hombre de 25 años de edad, Rodolfo Arrue. Ambos nacidos y criados en la capital del país, Lima, trabajaban para aerolíneas competidoras en mostradores contiguos.

"Solía pasar por su mostrador y dejar notas de amor sin firma," recuerda Melendez. "Él me sonreía," dide Arrue, "así que sabía que eran de él."

Las notas eran anónimas por una buena razón. Perú sigue siendo uno de los países más homofóbicos en América del Sur. El año pasado, el Congreso votó en contra de un proyecto de ley para legalizar las uniones civiles. En 2013, una propuesta para incluir la orientación sexual y la identidad de género en una ley de crímenes de odio fue derrotada abrumadoramente.

Meléndez recuerda su primera experiencia en la dicoteca gay "Perseo" en 1981. "Fue totalmente subterránea y muy tranquila. No había ninguna señal exterior. Se veía como una casa. Cuando llamé a la puerta, alguien abrió una pequeña ventana para mirar. Si te veías gay, te dejaban entrar".

Después de tres años juntos, en 1986, la pareja se trasladó a West Hollywood, California, Para vivir una vida más libre. "Yo no quería vivir en la clandestinidad", dijo Arrue. Tanto Arrue como Meléndez dijeron que en Perú es peligroso para las parejas del mismo sexo  mostrar afecto en público, y ser abiertamente homosexual es un suicidio profesional.

Javier y Polo no deseaban casarse,  porque nunca imaginaron que fuera posible. Pero no podían dejar que sus 30 años  juntos pasaran sin celebrarlos de una manera especial. Así, el 19 de enero de 2013, abordaron un avión para visitar la ciudad más mágica de su tierra natal: "Fuimos a Machu Picchu", dijo Meléndez. "Es un lugar muy bohemio y espiritual. Decidimos tener una ceremonia simbólica allí. Compramos anillos  y nos los pusimos el uno al otro allí. No sabíamos que en realidad nos íbamos a casar ".


Once meses más tarde, el 6 de diciembre de 2013, seis meses después de la Corte Suprema de los Estados Unidos confirmara el fallo de un tribunal federal de distrito en California permitiendo a las parejas del mismo sexo obtener licencias de matrimonio, la pareja invitó a ocho de sus familiares y amigos más cercanos a una espontánea , pero reflexiva,  boda en el Ayuntamiento en Beverly Hills. Melendez obsequió a los invitados ositos de Ikea (de $ 0,99) y corbatas grabadas con los nombres de la pareja y la fecha de su unión. La reunión, que fue coronada con una fiesta brasileña a ritmo de Bossa Nova y fue realizada en un restaurante en el que han estado cenando desde su llegada a los Estados Unidos, no estuvo exenta de tristeza.

Aunque que las familias de la pareja los aceptan y aman, la homosexualidad no concuerda con sus creencias religiosas. Meléndez pidió el apoyo de una hermana más joven, que se crió en Estados Unidos, para que fuera sus testigo testigo, e invitó a una hermana mayor -muy tolerante también. No invitó ni a su madre ni a su  padre, ni a un hermano "renacido".

"No son muy abiertos sobre el matrimonio gay, y yo no quería estresarme", dijo Meléndez. "Me aman", reconoció, "pero mantienen su distancia". Arrue, cuya hermana evangélica rechazó la invitación a ser su testigo, le pidió a un compañero de trabajo que tomara su lugar. "Es parte de la historia que tenemos que contar", dijo Meléndez. "Su ausencia fue parte de la ceremonia."

A pesar de la resistencia cultural a su unión, ellos parecen haber descubierto el elixir mágico para la longevidad de una relación: "¡Dormitorios separados!", bromeó Melendez. Tener una cuarto  propio cada uno les ha salvado de peleas por el control remoto.

"Yo veo todas las series sobre amas de casa y a Rodolfo le gusta ver deportes, pero dormimos en la misma cama todas las noches". La flexibilidad y el compromiso son los pilares que fortalecen su duradera relación. "Y", dijo Meléndez, "hay que enamorarse de la misma persona una y otra y otra vez".

Nota:
Ellos también hicieron un video para FIAT en el que cuentan su historia
 Y pueden verlo AQUÍ

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