sábado, 29 de agosto de 2009

MUNDO GAY : “DESUBICADA JUSTA”

por Miguel Angel de la Vega


Una persona desubicada es aquella que vive una realidad que no es la suya, una persona justa es aquella que respeta a los demás esperando también ser respetada. Supe que ambas palabras son como el agua y el aceite, es decir no necesariamente compatibles gracias a una experiencia de cuando fui: “MAESTRA EN UN INSTITUTO”.

Era el año 2000 y me hallaba sin trabajo, así que empecé a revisar las solicitudes de empleo en los diarios de los domingos, hasta que vi uno que realmente me sedujo: “instituto superior busca profesor para el curso de desarrollo de la personalidad y liderazgo”.


Ni “corta” ni “perezosa” envié mi currículum a la dirección que allí aparecía, esperando que la faena sea la usual: cientos de hojas de vida que las agencias reciben a diario y que terminan en los baños cuando no hay dinero para el papel sanitario y entonces…… ¡rayos! mi pesimismo se fue al carajo cuando a la semana siguiente me llamaron para informarme que había sido pre-seleccionado y deseaban hacerme una entrevista personal para el puesto.


Y así fue que me enfrente nuevamente al dilema: había jurado a los mil vientos que no volvería a vestir un “sastre” y tuve que hacerlo para la “aburrida formalidad” que exige una entrevista de este tipo y De igual modo como comprenderán, tuve que desempolvar una corbata de mi guardarropa que hiciese juego con mi “vestido” claro.


Era verano entonces y estábamos a ¡32°C!, era realmente tedioso y sofocante usar tales prendas en dicha estación, pero finalmente el esfuerzo tuvo su recompensa pues obtuve el empleo.


Entonces pasé a formar parte del selecto staff de profesores de SIMAZ, un instituto tecnológico superior que enseña a las “calabazas de 20” (chicas jóvenes y frívolas) como cruzar las piernas de la mejor forma a la hora de estar frente a sus respectivos jefes y claro obviamente necesitaban de la experiencia y del buen gusto de toda una “maestra”, que hubiese aprobado con un A el curso de etiqueta social de Frida Holler. ¡UPS!.


Y bueno, dicen que soñar no cuesta nada, lo cierto es que iba a dictar mis clases sin usar corbata (pues el calor era infernal), a pesar de que era una obligación hacerlo, hasta que un buen día la coordinadora académica me llamo y me dijo:...“profesor, los maestros aquí deben usar corbata como parte de su uniformidad frente a los alumnos”.


Cuando me dijo eso solo atine a responderle muy digna y respetuosamente: …“bueno, si se trata de uniformidad creo que entonces Ud. Debería venir en bikini, harían un juego maravilloso con sus sandalias”. Y entonces…

Y entonces sin más, decidí presentar mi carta de renuncia, no estaba dispuesto a coactar mi gusto en el vestir por nadie y mucho menos por una pelirroja de farmacia que vestía sastre con unas sandalias de 25 dólares. La verdad es que no le quedaban tan mal, pero creo que así como hombres y mujeres heterosexuales tienen el derecho de vestir cómodamente, nosotros también deberíamos tener el mismo derecho e intentar, por que no, ganar el titulo del maestro fashion

Debido a este incidente no pude dejar de preguntarme: ¿no será que en el fondo, la libertad de expresión que tenemos los hombres homosexuales no es tan plena como la de los hombres heterosexuales? ¿Hay un molde para cada uno como si se tratase de tortas y no de personas con individualidades, criterios y gustos?...Finalmente en una sociedad con rezagos de micro machismo: ¿resulta la vanidad gay una amenaza a las formas tradicional, conservadora y ´encorbatadamente´ masculinas?

Lo cierto es que a partir de entonces no pude ya obtener el titulo del profesor mejor vestido, sino uno mejor, del cual me sentiré orgulloso por el resto de mi vida: una ´chica´ DESUBICADAMENTE JUSTA. ¿Qué Tal?


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